viernes, 24 de diciembre de 2010

Darkhous, el mago oscuro

Hola, buenas a todos los lectores de "Las crónicas de Korkogh", voy a empezar por presentarme. Soy Darkhous, un mago elfo oscuro, y mi historia no es como otras, en esta hay traición, desobediencia, muerte, desesperación...

-Todo empezó una mañana tranquila, en la ciudad de Gribendor en el centro de Ossiriand uno de los grandes bosques de los elfos sílvanos, si amigos, sí, yo antes de ser un elfo oscuro era un elfo de los bosques de 13 añitos. Un grito de guerra alarmo a los guardias, y un humo negro se deslizó por el suelo de mi habitación, hasta llegar a mí. Me desperté asustado, desorientado por el gran cumulo de humo que embadurnaba mi habitación, salí corriendo hacia la ventana para abrirla y así poder llenar mis pulmones de aire fresco, me quede atónito al ver como las casas vecinas estaban envueltas en llamas, mis lagrimas no pudieron aguantar aquella maldita situación, salí corriendo por el pasillo, baje las escaleras casi de un salto y me dirigí hacia la habitación de mis padres, pero, al llegar allí, lo único que pude hacer fue expulsar un grito desgarrador que dejaba mi cuerpo temblando, aquella imagen no se me borraría de la cabeza nunca: mis padres degollados en la cama, chorreando sangre... y allí estaba, si, lo recuerdo bien, aquella cara de rasgos finos como los míos, pero no vestía las típicas ropas de los elfos del bosque, no, llevaba un traje de pícaro perfectamente confeccionado y con una larga sonrisa maligna se dirigía hacia mi cuchillo en mano. Asustado corrí hacia la salida, cuando menos me los esperaba aparecieron mas, todos iguales, pero yo sabía que aquel que había matado a mis padres volvería a verle algún día, de repente mi más fiel mayordomo me cubrió con su semidesnudo cuerpo. Lo último que recuerdo, fue al mayordomo gritar de angustia y dolor, y un fuerte dolor en mi estomago, causado por una daga envenenada de los picaros.
Desperté desconcertado, solo, sin saber que toda mi familia y amigos, habían sido asesinados por esos odiosos Eladrines.
Estaba solo, sin nadie llorando y sangrando por mi estómago. Asustado por la sangre corrí afuera de mi casa por entre los árboles, sin ningún lugar donde ir.
A partir de eso descubrí, que en la vida todo esta movido por el mal, los dioses buenos no existen, la maldad siempre gana, y los que confían, acaban muriendo, como le paso a mis queridos padres.
Después de eso, decidí que nunca mas lloraría por ellos, solo me moverían los sentimientos vengadores que me corroían cada día, hasta que un día terminé vagando por los Siete Bosques, en busca de un maestro de las artes mágicas oscuras. Lo encontré gracias a mi búsqueda obsesiva, le llamaban Vraneth el Cruel, y fue mi maestro durante cinco años, me enseño todo lo que sabía: defenderme en situaciones extremas, el pelear cuerpo a cuerpo, el huir o pasar con sigilo y el más valioso tesoro, las artes mágicas oscuras.
Un día, yo llegaba tarde a mi entrenamiento, cuando llegue me quede atónito al ver que mi maestro había preparado un campo de duelo mágico. Lo único que me dijo antes de atacarme fue: "Esta es tu última prueba, si me logras matar, me habrás superado, pero si mueres, nunca podrás vengarte."
Me ataco despiadadamente, como si le fuera la vida en ello. Logre matarle a duras penas, pero lo conseguí, me había convertido en todo un mago oscuro, y me sentía contento y realizado con migo mismo.
Proseguí mi camino hacia Solventus, una ciudad de Eladrines. ¿Mi objetivo?, matar a todos los sucios eladrines que me encuentre por el camino. Allí fue donde conocí a mi compañero de viaje KhazZaarT, nos hicimos íntimos, aunque también teníamos nuestros rifi-rafes.
Y aquí estoy: acompañado por un Tiflin maligno, pero una cosa tengo clara, mi venganza se realizara con éxito.

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